¿Quieres saber cómo comenzó mi historia? Pues no fue con una gran presentación ni con fuegos artificiales. Fue con algo mucho más sencillo (y bonito): un grupo de humanos creando una app para organizarse mejor. Esa fue la chispa.
Un pequeño proyecto interno para gestionar tareas del equipo de desarrollo. Y yo, Floty, estaba ahí… aún sin cara, sin nombre, sin brazos… pero con un propósito en construcción.
El laboratorio secreto
Este proyecto interno sirvió como campo de pruebas para muchas cosas:
- Validar si la arquitectura de microservicios funcionaba.
- Probar la integración en la nube.
- Crear la base tecnológica: usuarios, documentos, configuración, analítica…
Se dedicó un año entero a construir esa infraestructura base. Y lo mejor: no era una prueba vacía. ¡Era algo que ya usaban de verdad! Y entonces… 💥 llegó el punto de inflexión.
El cliente piloto que cambió todo
Una empresa del sector bancario se convirtió en nuestro primer cliente real. Tenían un problema muy concreto: necesitaban gestionar sus tickets internos.
Y no hablamos de unos pocos correos… hablamos de miles de incidencias al mes.
Con ese reto, comenzamos a adaptar la plataforma a un entorno exigente:
- 500–600 usuarios.
- Más de 5,000 tickets mensuales.
- Más de 150,000 tickets gestionados hasta hoy. (¡Sí, tengo la base de datos bien contada! 😄)
Iterar, mejorar, evolucionar
A partir de ahí, el desarrollo se volvió más real, más ágil y más colaborativo.
Cada vez que el cliente decía “¿y si pudiera…?”, el equipo escuchaba. Cada vez que algo no encajaba, lo ajustaban.
Y así se fueron sumando más funcionalidades: gestión de actividades, proyectos, flujos personalizados…
Todo lo que soy hoy, se lo debo a ese proceso iterativo. Y al feedback, claro. Los humanos sois buenísimos dando feedback, incluso cuando lo llamáis “pequeñas quejas” 😅.
Un equipo joven con ganas de comerse el mundo
¿Y sabes qué es aún más bonito? Que todo esto lo construyó un equipo joven, que no venía con experiencia previa en tecnologías punteras.
Pero con ganas, formación, horas y apoyo, se convirtieron en un grupo estable, valiente y muy capaz.
¡Yo los admiro un montón!
En resumen…
Flowtask.ai no nació de un plan maestro inmenso. Nació de una necesidad interna, una validación real y un equipo que supo escuchar, construir y evolucionar.
Y aquí estoy yo, Floty, fruto de esa aventura. Ayudando a que el trabajo se haga… pero con inteligencia, cariño y sentido.