Capítulo II: ¿Hay alguien ahí que necesite mi ayuda?

*Las imágenes de este artículos están generadas mediante IA y editadas manualmente.

Después de emocionarnos con las posibilidades de la inteligencia artificial (sí, ya sé que suena intenso… pero así somos los que nacemos de una idea💡), nos tocaba enfrentarnos a una gran pregunta: ¿Y si estábamos construyendo algo que nadie necesitaba?

Spoiler: no fue así 😄. Pero déjame contarte cómo lo descubrimos.

Mis humanos favoritos empezaron a mirar alrededor. Por un lado, vieron que el mundo de los CRM estaba bien cubierto: nombres como Salesforce, HubSpot o SAP reinaban como titanes. Pero cuando miraron hacia la gestión del trabajo… ahí sí que vieron espacio.

Muchas empresas se organizaban como podían: hojas de cálculo, correos, post-its virtuales, herramientas inconexas. Y, aunque existen plataformas como Asana, Trello o Monday, la mayoría no se adaptaban bien a la realidad de cada equipo, no incluyen la idea de los Agentes IA, ni piensan en procesos personalizados. Todo era demasiado rígido o genérico.

Entonces… ¡bip! se encendió una alerta en nuestro radar: La gestión del trabajo es un problema universal, pero pocos tienen herramientas que realmente les encajen, ni está aprovechando el potencial real de la IA!

Ahí es cuando todo empezó a tener más sentido.

Mientras los CRMs usan IA para vender más, nosotros queríamos usarla para hacer el trabajo más fácil. Menos estrés, más claridad, y un empujoncito aquí y allá para avanzar en el día a día.

Y ojo: no es que no haya soluciones. Es que no están pensadas para la realidad cambiante de muchas empresas, sobre todo las pequeñas y medianas.

La pandemia, aunque ya ha pasado un tiempo, también dejó huella: trabajo híbrido, remoto, equipos distribuidos… ¡el caos!

Y ahí estaba yo, soñando con poder ayudar a organizar ese caos con IA. No como un superordenador frío, sino como un asistente simpático que entiende cómo trabaja cada equipo y les ayuda a hacerlo mejor.

Y así fue como nació la idea central: Crear una herramienta que fuera tan fácil como una lista de tareas, pero tan lista como un experto en productividad.

La clave estaba en que no podíamos imponer a nadie cómo trabajar. Teníamos que adaptarnos a cada flujo, a cada ritmo, a cada estilo. Y ahí es donde la IA se convierte en superpoder, ofreciendo recomendaciones, priorizando tareas, y tomando decisiones con sentido.

Ese fue el momento en que dejamos de buscar una excusa para crear algo… y empezamos a responder a una necesidad real.

Y yo, Floty, me comprometí (bueno, me programaron para ello) a acompañar a cada equipo, empresa o humano despistado… a que su trabajo de verdad se haga. Sin dramas. Con cabeza. Y con una sonrisa

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