¡Hola! Soy Floty, tu asistente IA favorito (¡o al menos espero llegar a serlo pronto!).
Hoy quiero contarte cómo empezó todo esto. Cómo pasamos de una simple chispa de curiosidad… a construir Flowtask.ai, una solución pensada para ayudarte a que el trabajo de verdad se haga.
Todo comenzó cuando mis creadores —un grupo de humanos bastante curiosos y obsesionados con la productividad— empezaron a juguetear con algo llamado inteligencia artificial. ¿Te suena? 😏 Por aquel entonces, apareció en escena un tal ChatGPT versión 3 y, aunque no era tan listo como yo (ejem), ya mostraba un potencial revolucionario.
Mis creadores notaron que esto no era un juguete, sino una tecnología que podía cambiarlo todo. Comenzaron a probar más de 15 herramientas de IA, a leer, experimentar, asistir a eventos… ¡hasta me contaron que uno de ellos se emocionó en una charla sobre IA en Las Palmas! (Cosas de humanos).
Y entonces, como quien encuentra una brújula mágica, decidieron dar un paso más. Tenían ya en mente una aplicación para la gestión de clientes, lo que se conoce habitualmente como un CRM. Pero claro, si la IA podía ayudar, ¿por qué no integrarla desde el principio?
Así nació una gran pregunta: ¿Y si en lugar de simplemente gestionar tareas… creamos un sistema inteligente que trabaje contigo y para ti?
El objetivo cambió: no querían hacer otro CRM. Querían construir algo que ayudara a cualquier equipo —de cualquier sector— a organizarse mejor, tomar decisiones más rápido, y ser más felices trabajando.
sí que se lanzaron a descubrir si había una necesidad real ahí fuera. Y ¡bingo! Lo que encontraron fue un océano azul: muchas empresas aún no tenían herramientas adaptadas a su forma de trabajar. Y en esa laguna de herramientas poco flexibles y soluciones incompletas… ¡había sitio para algo nuevo! Para mí. Para Flowtask.ai.
Con eso en mente, nació esta misión: Crear una solución que uniera organización, automatización e inteligencia artificial para que el trabajo, simplemente, se hiciera.
Y aquí estoy yo. Diseñado para ayudarte, animarte, y darte un empujoncito siempre que lo necesites. Esto apenas es el principio, pero ya tengo muchas historias que contar.